lunes, 5 de mayo de 2008

El arte extraño


En el MALBA [Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires], vi mucho arte contemporáneo que, al principio, me pareció desubicado. Había cuadros que parecían obras de infantes sin ninguna formación artística sino la invitación de dibujar mientras esperaran la merienda; no hubo ninguna técnica artística utilizada eminente ni otra clasificación “premiable” para que estas obras fueran expuestas en la exhibición de arte contemporáneo.

No obstante, encontré otros ejemplos del arte “extraño” cuyo mensaje era perplejo pero incomprensible y que era sin duda lo que le daba valor a la obra. Por ejemplo, en la misma exhibición mencionada anteriormente, encontré una obra de Victor Grippo que consistía en una mesa de madera hecha para dos personas, completa con vasos, platos, y cubiertos. Uno de los juegos de vaso + plato + cubiertos era de vidrio esculpido y brillante, todo puesto sobre un mantel de liencillo blanco; encima del plato había una papa de vidrio, asimismo esculpido y brillante. El otro juego se consistía en cubierto oxidados y un plato de loza Hartford, encima del cual se encontraba tres papas naturales pero feas, muy maduras y de formas espantosas - ¡Hasta les había salido brotes! No dudé en pasar de largo a este espectáculo para seguir buscando el arte verdadero por el cual se hizo famoso el museo. Viendo una amiga al otro lado de la sala de exhibición, me acerqué y le hice una bromita del arte “extraño.” Pero en vez de reírse, ella me llevó a la mesa y me explicó el mensaje:

El juego de vidrio llama la atención por su forma gustativa, pero no sirve para más que adorno. ¡¿Quién comería una papa de vidrio?! El mantel negro y los elementos de vidrio simbolizan la muerte, mientras que el otro plato es capaz de de alimentar (¡dar vida!) a una persona, por más fea que sea. Más allá del aspecto estético, tiene una función útil.

Para descifrar el mensaje, era necesario reflexionar sobre el contraste entre las dos representaciones (plato #1 vs. plato #2) y buscar aplicaciones propias del concepto. Para mí, el plato de vidrio podría representar a los “cultos” de la Argentina que me hablan de los peruanos y bolivianos como si fueran una plaga sin vacuna. No hablo de los inmigrantes del Perú y Bolivia que muchas veces son o los menos educados o privilegiados, sino de la población en general, la que incluye a los doctores, científicos, profesores, etc. Los “cultos” mencionados anteriormente, sean de Argentina o cualquier otra nación, muestran con sus comentarios ignorantes la carencia de su propia educación y formación. Otro ejemplo de algo prestigioso pero inútil es el título de teología del predicador que no entiende a su audiencia ni intenta comprenderla – o peor aún, un predicador bien formado pero que ni conoce al Dios del que intenta compartir.

Ya había clasificado esta mesa como “arte fea y desubicada,” pero atrevería decir que el desubicado era él que fue humillado ante su carecía de algo de formación artística.

Tim Gentry

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